8vo a 3ro de Bachillerato
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Revisa de vez en cuando las causas que dificultan tu concentración: escasa motivación, falta de metas u objetivos, estudio pasivo, problemas interpersonales, dificultades del ambiente, problemas personales y familiares, estrés-depresión.
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Acepta no conseguir estar siempre concentrado a tope.
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Primera clave para concentrarse: tener metas u objetivos, tanto generales como más a corto plazo.
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Evita las actitudes negativas hacia las asignaturas. Ten motivos positivos y metas bien definidos.
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Sé capaz también de estudiar en ambientes menos “ideales”
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No olvides la influencia que tiene en la concentración el sueño, la comida, bebida, postura, etc
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Antes de ponerte a estudiar, deja resueltas las actividades o tareas que pueden causar interrupciones.
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Antes de ponerte a estudiar, “aparca” tus preocupaciones e ilusiones.
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Fomenta el estudio activo. El estudio activo se traduce en: una postura ni incómoda ni excesivamente cómoda, leer con cierta rapidez, hacerse preguntas, relacionar, subrayar, esquematizar, hacer mapas conceptuales, etc. El estudio pasivo es la mejor estrategia para distraerse.
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Sigue una pauta o método durante el estudio.
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Estudia siempre con papel y lápiz al lado. Anota las palabras-clave y/o los datos más importantes –escribiendo muy poco- y señala las relaciones con líneas.
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Aplica a lo que estudias la imaginación visual y, si te resulta fácil, la de los otros sentidos.
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Aprende alguna técnica sencilla de relajación que te ayudará a serenarte y concentrarte.
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Cuando te sorprendas distraído, sigue un reflejo o rutina de volver a la materia y a concentrarte.
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Cuando te sorprendas distraído, incrementa la actividad intelectual.
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Desvía o aplaza los pensamientos distractivos para un momento determinado del día.
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Concreta los pensamientos que vuelven una y otra vez e interfieren el estudio. Tal vez encuentres en ellos alguna necesidad insatisfecha o algún problema personal. No tengas reparo en consultarlo con algún orientador.